Me deslizo con cuidado por la
puerta trasera y salgo a la pradera, vivimos en una de las últimas casas de la
Veta, cerca de las minas. Hoy es una mañana fría a pesar de estar a últimos de
mayo, me siento en una piedra cerca de la valla
y me detengo a contemplar el
amanecer, llevo haciendo esto desde que la serpiente repugnante de Snow anunció
lo del vasallaje, desde aquel día no he logrado dormir bien, ya que me
atormentaban horribles sueños sobre que mi nombre salga en la cosecha y, sobre
todo, sobre que salga el nombre de Maysilee, esa chica me recuerda mucho a mi
hermana Casia que murió en los juegos
cuando tan solo tenía 14 años.
Decido volver a casa, este año
tendremos todos el doble de posibilidades de salir elegidos y estos juegos
serán horribles, debido a que serán los “Quincuágesimos Juegos del Hambre”, el
segundo vasallaje de los veinticinco. La gente habla de que el primer vasallaje
fue horrendo, ya que todos los distritos tuvieron que seleccionar a los
tributos, que después tuvieron que luchar a muerte en un desierto abrasador con
unas enormes mazas con pinchos, fueron los juegos más sangrientos de todos y
los favoritos del Capitolio.
Al llegar a casa, encuentro
que mi abuela está levantada pero no me pregunta donde he estado, supongo
que este día le recuerda mucho a Casia y la idea de
perder al único nieto que le queda le preocupa aún más. Intento tranquilizarla,
ya que los nervios no le ayudan con su enfermedad cardiovascular, saca un traje
del armario, que seguro que pertenecía a mi padre. Le pregunto que si está
segura y asiente con los ojos entumecidos, me coloco el traje y aguardo en
silencio hasta la hora de la cosecha.
Me ha gustado mucho, sigue escribiendo, espero el próximo.
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