sábado, 13 de diciembre de 2014

Capítulo 23


Horrorizado salgo huyendo hasta que me escondo en una cueva cercana, ya es demasiado tarde, todo Panem lo ha visto. Si salgo de aquí con vida me espera algo peor que la muerte, me caigo desplomado en el frío suelo a ver si con suerte algún tributo me caza y acaba con esta tortura.

A la mañana siguiente,por desgracia, sigo allí. Saco la foto de mis padres, mientras la sostengo con mis dedos temblorosos me empapo de recuerdos y una ola de fuerza viene a mí y hace que siga con ganas de seguir adelante y piense que cada vez estoy más cerca de abrazar a mi abuela, en esta vida o en la otra.

Mi estomago comienza a rugir como una fiera agonizante, y en ese momento siento el deseo de arrancar unas apetitosas bayas de un arbusto que crece a mis pies. Reacciono a tiempo ya que el hambre me impide darme cuenta que son jaulas de noche, que con solo introducir una en mi garganta estaría muerto en menos que canta un gallo.

Abro la mochila, aún mojada, tan solo encuentro la bobina de cuerda,el manojo de cuchillos, una bolsa de cecina y otra pequeña de fruta seca. En menos de media hora acabo con la última posibilidad de supervivencia que me quedaba, invadido por la ceguera del hambre.

1 comentario:

  1. Hola! Hay unos premios en mi blog en los que podrías participar, pásate si quieres:)
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    Besos!

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