domingo, 18 de mayo de 2014

Capítulo 14


Durante mi paseo al escenario, pienso en mi abuela, que estará viéndolo todo desde la plaza, acompañada del cariño de nuestros amigos y vecinos, no creo que esté pasando hambre, ya que aún le quedan algunos trajes de mi padre y objetos de valor de mi madre que podrá vender. Además, mis padres eran muy queridos en el distrito 12.

Me siento en la butaca, pienso en algo ingenioso que suelto en cada respuesta, haciendo reír a la gente. Caesar y yo encajamos muy bien y tenemos al público eclipsado.

Tras unas cuantas preguntas tontas:

  • Bien Haymith, ¿qué te parece que este año haya el 100% de competidores más que los demás? ¿Supone esto alguna amenaza?
  • Supongo que serán el 100% más tontos de lo h


El público arranca a aplaudir y a reir de manera desenfrenada, mi comentario los ha dejado estupefactos, puedo decir que he logrado mi objetivo. Supongo que tras esto no podrán olvidarme y espero obtener patrocinadores; se apagan las luces y cada uno se dirige a un ascensor que los llevará a su respectiva planta, coincidimos en el ascensor con los tributos del distrito 3, entre ellos el chico de los huesos de cristal, que me susurra con tímidamente:

-Enhorabuena por la entrevista.
-Gracias -respondo sorprendido-.

Nos bajamos del ascensor y al llegar a la habitación me encuentro con Sophie, sentada en el sillón con expresión triste mientras da sorbitos a una taza de chocolate caliente. Corre a abrazarnos y a darnos la enhorabuena por la actuación aunque reconoce que mi comentario ha marcado la noche.
Mañana será el gran día, nos abraza y nos dice que vayamos a dormir, ya que mañana será un día muy duro.

No me puedo dormir, así que dedico la noche a repasar los trucos y técnicas que me ha enseñado Rose y los que recuerdo de ver los juegos por televisión. Este año, al igual que el año que fue Casia, será muy diferente. Atacado por el miedo y los nervios, saco la foto de la bolsita que cuelga de mi pecho y paso horas comtemplandola, pienso en mis padres, en lo distinto que sería todo si ellos estuviesen aquí, en la promesa que le hice a mi abuela y en mi hermana... debo honrar su memoria y no puedo permitirme la muerte. Si sobrevivo será como si la hubiese vengado y estoy seguro de que tanto ella como mis padres estarían muy orgullosos.

Tras bien entrada la madrugada, me levanto agobiado por la ansiedad y decido salir a la azotea a tomar el fresco. Al salir me quedo perplejo, Maysilee está allí... pero no está sola. Lenny está a su lado, ambos están llorando mientras se abrazan:

-Quiero que sepas que si muero allí, no importará donde vaya después, lo único que importará será que seguiré amándote vaya a donde vaya -le susurra Lenny.-

-¿Por qué nos hacen esto? ¿Es que nuca podremos ser felices juntos, es que nuestro amor jamás podrá realizarse? -dice Maysilee entre llantos.-

-No llores, a partir de mañana, podré perderte en cualqier momento, quiero que nuestro último momento juntos sea feliz, quiero llevarme esa sonrisa tuya a donde quiera que vaya. No me importa morir mañana, sabiendo que te he conocido y te he amado, y lo seguiré haciendo hasta que mi alma se consuma, no he podido ser más desdichado que viendo tu sonrisa.- tras decir eso, se funden en un beso.

Una gran rabia empieza a arderme por dentro, salgo de allí malhumorado, nunca pensé que esto podía ser posible. Al entrar a mi habitación, arrojo el jarrón al suelo y lo hago trizas, un enfado hace que me hierva la sangre y no aguanto más, así que caigo rendido en la cama y mi rabia pasa a una tristeza absoluta. Pero ¿por qué?, no lo entiendo, yo la amaba y hasta ahora no me había atrevido a decírselo; pero como se que mañana la perderé para siempre estaba lo suficiente armado de valor como para hacerlo, si no llega a ser porque otro me ha adelantado. Aún así no debo echárselo en cara, nada de esto es justo.

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