Durante
mi paseo al escenario, pienso en mi abuela, que estará viéndolo
todo desde la plaza, acompañada del cariño de nuestros amigos y
vecinos, no creo que esté pasando hambre, ya que aún le quedan
algunos trajes de mi padre y objetos de valor de mi madre que podrá
vender. Además, mis padres eran muy queridos en el distrito 12.
Me
siento en la butaca, pienso en algo ingenioso que suelto en cada
respuesta, haciendo reír a la gente. Caesar y yo encajamos muy bien
y tenemos al público eclipsado.
Tras
unas cuantas preguntas tontas:
- Bien Haymith, ¿qué te parece que este año haya el 100% de competidores más que los demás? ¿Supone esto alguna amenaza?
- Supongo que serán el 100% más tontos de lo h
El
público arranca a aplaudir y a reir de manera desenfrenada, mi
comentario los ha dejado estupefactos, puedo decir que he logrado mi
objetivo. Supongo que tras esto no podrán olvidarme y espero obtener
patrocinadores; se apagan las luces y cada uno se dirige a un
ascensor que los llevará a su respectiva planta, coincidimos en el
ascensor con los tributos del distrito 3, entre ellos el chico de los
huesos de cristal, que me susurra con tímidamente:
-Enhorabuena
por la entrevista.
-Gracias
-respondo sorprendido-.
Nos
bajamos del ascensor y al llegar a la habitación me encuentro con
Sophie, sentada en el sillón con expresión triste mientras da
sorbitos a una taza de chocolate caliente. Corre a abrazarnos y a
darnos la enhorabuena por la actuación aunque reconoce que mi
comentario ha marcado la noche.
Mañana
será el gran día, nos abraza y nos dice que vayamos a dormir, ya
que mañana será un día muy duro.
No
me puedo dormir, así que dedico la noche a repasar los trucos y
técnicas que me ha enseñado Rose y los que recuerdo de ver los
juegos por televisión. Este año, al igual que el año que fue
Casia, será muy diferente. Atacado por el miedo y los nervios, saco
la foto de la bolsita que cuelga de mi pecho y paso horas
comtemplandola, pienso en mis padres, en lo distinto que sería todo
si ellos estuviesen aquí, en la promesa que le hice a mi abuela y en
mi hermana... debo honrar su memoria y no puedo permitirme la muerte.
Si sobrevivo será como si la hubiese vengado y estoy seguro de que
tanto ella como mis padres estarían muy orgullosos.
Tras
bien entrada la madrugada, me levanto agobiado por la ansiedad y
decido salir a la azotea a tomar el fresco. Al salir me quedo
perplejo, Maysilee está allí... pero no está sola. Lenny está a
su lado, ambos están llorando mientras se abrazan:
-Quiero
que sepas que si muero allí, no importará donde vaya después, lo
único que importará será que seguiré amándote vaya a donde vaya
-le susurra Lenny.-
-¿Por
qué nos hacen esto? ¿Es que nuca podremos ser felices juntos, es
que nuestro amor jamás podrá realizarse? -dice Maysilee entre
llantos.-
-No
llores, a partir de mañana, podré perderte en cualqier momento,
quiero que nuestro último momento juntos sea feliz, quiero llevarme
esa sonrisa tuya a donde quiera que vaya. No me importa morir mañana,
sabiendo que te he conocido y te he amado, y lo seguiré haciendo
hasta que mi alma se consuma, no he podido ser más desdichado que
viendo tu sonrisa.- tras decir eso, se funden en un beso.
Una
gran rabia empieza a arderme por dentro, salgo de allí malhumorado,
nunca pensé que esto podía ser posible. Al entrar a mi habitación,
arrojo el jarrón al suelo y lo hago trizas, un enfado hace que me
hierva la sangre y no aguanto más, así que caigo rendido en la cama
y mi rabia pasa a una tristeza absoluta. Pero ¿por qué?, no lo
entiendo, yo la amaba y hasta ahora no me había atrevido a
decírselo; pero como se que mañana la perderé para siempre estaba
lo suficiente armado de valor como para hacerlo, si no llega a ser
porque otro me ha adelantado. Aún así no debo echárselo en cara,
nada de esto es justo.
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