Llegamos
a la gran sala de entrenamiento, allí están todos los tributos
reunidos, a excepción de los profesionales que su arrogancia les
permite llegar tarde.
Un
chaval nos lee algunas indicaciones sobre los distintos puestos y nos
advierte que no debemos pelearnos entre nosotros, que ya tendremos
tiempo en la arena. Suena una campana y cada uno se dirige a algún
puesto, todos menos yo.
Me
quedo allí parado sin saber que hacer ni adonde dirigirme, en mitad
de la multitud... hasta que oigo un siseo, como si alguien me
estuviese llamando. Me giro y veo a una anciana en un puesto
abandonado, a la espera de que alguien aparezca, me acerco
tímidamente, y la anciana me dice:
-Te
veía distraído y he pensado que a lo mejor querrías acercarte,
aquí enseño sobre raíces, si son comestibles, las formas de
cocinarlas...
-Por
lo que veo no tiene mucho éxito, ¿de verdad pueden simples raíces
sernos tan útiles en la arena?- pregunto con desconfianza-.
-Más
de lo que tú te crees chico... Las raíces crecen en infinidad de
sitios, independientemente del clima, siempre y cuando haya árboles.
Aparte de ser muy nutritivas también son un gran medio para
encontrar agua...
Así
paso casi toda la mañana, aprendiendo sobre los tipos de raíces y
las utilidades que pueden tener. La señora, que se llama Rose, me
enseñó muchas cosas sobre ello, además de técnicas y consejos
para los juegos. Digamos que se ha convertido en mi nueva mentora.
Hacemos
un descanso para almorzar, en el enorme comedor hay cuatro mesas, la
primera la ocupan los profesionales y los demás tributos se acomodan
en el resto. Maysilee, Lenny, Lucy y yo nos sentamos juntos,
compartiendo mesa con los tributos del 9 y el 3.
Allí
me vuelvo a encontrar con el chico de los huesos de cristal, que me
clava sus enormes ojos vidriosos...
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