sábado, 5 de abril de 2014

Capítulo 10


Nos fundimos en un abrazo, su cuerpo es cálido y agradable. Me siento consolado junto a ella, incluso feliz, como si no hubiese pasado nada ni nos fuera a pasar.

Finalmente, nos separamos y ella se enjuga las lágrimas con el traje de minero, que aún llevamos puesto. De repente, el broche del sinsajo se le despega y se cae a la larga avenida del Capitolio. Se asoma desolada, ha perdido lo único que le recuerda a su hogar y a su familia.

Voy a abrazarla de nuevo, pero algo nos interrumpe...

El sinsajo cae en nuestros pies, no salimos de nuestro asombro, es como si alguien lo hubiese devuelto. Me asomo pero no veo a nadie, lanzo una piedrecita para ver que ha pasado y choca con una especie de campo de fuerza que lo devuelve.

Dejo escapar unas risitas, Maysilee se asoma y hace lo mismo, al cabo de un rato estamos los dos riéndonos mientras jugamos con el campo de fuerza. Me siento como si me estuviese burlando de los del Capitolio, siento una sensación de alivio, aunque parezca una tontería, estas risas me sirven para pensar que soy fuerte y puedo ganar, que ellos no son una amenaza.

Después nos vamos a dormir, no dejo de darle vueltas a lo del campo de fuerza, tal vez eso me de una pista sobre la arena y se me ocurre una gran idea. Mi estrategia será alejarme de todos y correr hacia el final del estadio, quizás, solo quizás, allí pueda encontrar algo que pueda usar como arma.

Duermo tranquilo, excepto alguna que otra pesadilla, a pesar de eso, estoy muy descasado por la mañana y preparado para aprender cualquier técnica que me pueda ser útil.

Durante el desayuno, todos están muy callados y nadie comenta nada acerca el suceso de la pasada noche, nadie salvo la pequeña Lucy que pregunta quien será nuestro mentor.
-Este año querida..., debido a este terrible contratiempo... Tendréis que arreglaoslas sin mentor.

La chica protestó pero es inútil, una vez más, el distrito 12 vuelve a jugar en desventaja.



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